viernes, 20 de abril de 2007

el cuerpo como artefacto artístico

A la hora de problematizar el cuerpo, la Filosofía parece haber encontrado serias dificultades cada vez que aborda la cuestión. ¿Es el cuerpo para el pensamiento, más un límite que una vía de desvelamiento acerca de la realidad humana? Siguiendo con la línea iniciada algunas entradas anteriores sobre este tema, añadimos ahora el punto de vista de diversos artistas que utilizan el cuerpo humano como objeto de la propia obra artística.
GÜNTHER VON HAGENS
(c) günther von hagens
Realiza sus esculturas con cuerpos humanos conservados gracias a un proceso de conservación biológico creado por él mismo y que recibe el nombre de plastinación, según el cual extrae los líquidos corporales con sustancias como la acetona para, posteriormente, sustituirlos por resina, silicona… Con esta técnica se asegura el perfecto mantenimiento del aspecto (color y textura)… pero ¿con qué finalidad? No se trata de meros estudios anatómicos ni biológicos ni científicos; la exposición pública de estos cuerpos genera controversia, no por la repulsión que en efecto ello puede provocar en el espectador, sino en cuanto a las implicaciones morales que de ello se derivan por la mostración pública de un cadáver con fines artísticos.
FRANKO B. (y sus bloody performances)
(c) franko b
Creador milanés de performances que toman forma de verdadero show de automutilación. En sus palabras: «Nunca hablo de mis performances antes de representarlas —explica el artista—. No pretendo sorprender, pero creo que es preferible ver el trabajo a leer sobre ello. Me interesa que la gente se pregunte lo que voy a hacer (…) No me veo como un Jesucristo barato, ni siquiera en el show. No pretendo salvar a este mundo cada vez más alienado. Sólo intento tocar a las personas. Tenemos cosas que dar y a las que contribuir. Yo, particularmente, procuro hacer algo bonito antes de finalizar el día».
ORLAN (o el arte de la cirugía estética)

(c) orlan

Artista protagonista, agente y paciente, de sus performances desde 1965. “Mi cuerpo es el espacio donde trabajo, es mi software” –y además– “A veces percibo vislumbres del horror que conlleva la normalidad. Todos estos inocentes que nos encontramos por la calle están agobiados por el terror de su propia vulgaridad. Harían lo que fuera con tal de ser únicos.” Graba sus operaciones de cirugía estética con las instrucciones que da a los fotógrafos y cámaras que se encuentran en el quirófano, que está además ambientado con música y los médicos ataviados con ropas exclusivas de diseñadores de renombre. Aúna, hasta el extremo, arte y vida, proponiendo la aplicación de la tecnología al cuerpo (femenino) a fin de romper las limitaciones que éste impone, para –según ella– conseguir hacer a las personas más felices.

5 comentarios:

Rafael Cejudo Córdoba dijo...

Estupenda entrada. Gracias por las imágenes que has aportado

Anónimo dijo...

Recomiendo a todo aquel que no se haya asomado a las páginas de El estilo del mundo, de Vicente Verdú, que lo haga. No deja de sorprenderme con sus acertados diagnósticos de la sociedad actual desde los que podríamos entender con algo menos de inquietud y estupor asuntos como éste. La exposición pública, la era de la transparencia (¿os habéis fijado en la cantidad de gimnasios y peluquerías con apariencia diáfana y cristaleras que permiten la visión desde el exterior?) abruman el mundo de hoy. Sin ir más lejos Von Hagens protagonizó en un auditorio universitario en 2002 un “espectáculo” denominado “Living Autopsy” (Autopsia en vivo) donde efectuaba ante unas 500 personas la autopsia del cadáver de un vagabundo. La sociedad de hoy está ávida de naturalidad, sin atender a que la espectacularización de la realidad misma sin, a priori, atisbo de artificialidad termina por “des-realizarla” neutralizando todo lo que de natural hay en ella. La cámara todo lo espectaculariza, y la “vida en directo” de los múltiples realities se convierte en el desfile mediático de una aparente cotidianidad de anónimos con ansias de una fama fugaz y pública exposición.
A ello le sumamos la irrupción del llamado abject art como corriente artística consistente en la humillación del cuerpo, dentro de la cual se podrían incluir las performances de Franko B y Orlan, si aceptamos lo espectacular, lo impactante y el escándalo como categorías artísticas. La adquisición de consistencia mediática del arte hoy (desprovisto de las mayúsculas del viejo Arte) no afecta únicamente a los canales completamente democratizados de acceso a éste por el gran público, sino a la avidez de difusión mediática del artista y/o su obra (¿producto?) a través de un sugerente titular en los media. La estetización del mundo, la inundación de modas y estilos ha disuelto la consistencia del arte, que necesita, quizá, de estas estrategias para hacerse oír en un mundo en el que cada vez menos cosas nos producen sorpresa o admiración ni no apela a provocaciones como éstas.

El Juan Pérez dijo...

En mi opinión, todo esto tiene algo de espectáculo decimonónico de feria: la mujer barbuda, el hombre caimán, el gigante, la monstrua... Todas estas manifestaciones forman parte del tradiconal divertimento del vulgo, ávido de sensaciones fuertes, pero ahora disfrazado de cultura y visible en museos porque todos nos hemos vuelto licenciados, aunque seguimos siendo unos monos curiosos.

Anónimo dijo...

Hi - nice oics. Sorry I can't read your language. Peace,
Jonny.

Anónimo dijo...

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