martes, 24 de abril de 2007

el hombre y su cuerpo

Haciéndonos eco de ese juego/broma que nos proponía Rafael Cejudo en sus comentarios a la entrada "Fenomenología del cuerpo", añadimos el texto de Zubiri como un elemento más para la discusión iniciada en torno a Filosofía y cuerpo.
"la sustantividad psico-orgánica tiene un momento de corporeidad, esto es, un momento de actualidad, de presencialidad «física» en la realidad. El organismo tiene aquí una función propia: la de ser el fundamento material de esta actualidad presencial. La materia como fundamento de actualidad, de presencialidad «física» es lo que debe llamarse soma. El organismo tiene esta (que desde mis primeros escritos llamé así) función somática. Es una función distinta de la organizadora y de la configuradora. No confundamos, pues, soma y organismo. Sólo en virtud de esta función debe llamarse al organismo cuerpo. El organismo es cuerpo, esto es, soma, tan sólo por ser fundamento material de la corporeidad del sistema, y no al revés. Claro está, esta función, de hecho, presupone la función organizadora y la de configuración; sin estas funciones no habría presencialidad física. Pero no se identifican formalmente con ésta. Ser soma, ser cuerpo no es formalmente idéntico a ser organización físico-química. Es sin embargo una función estrictamente material: es, si se quiere, materia somática a diferencia de materia orgánica. La primera concierne al organismo como fundamento de actualidad, la segunda le concierne como fundamento de organización."
(X. Zubiri, "El hombre y su cuerpo", Asclepio, XXV, págs. 3-15, 1973)

viernes, 20 de abril de 2007

el cuerpo como artefacto artístico

A la hora de problematizar el cuerpo, la Filosofía parece haber encontrado serias dificultades cada vez que aborda la cuestión. ¿Es el cuerpo para el pensamiento, más un límite que una vía de desvelamiento acerca de la realidad humana? Siguiendo con la línea iniciada algunas entradas anteriores sobre este tema, añadimos ahora el punto de vista de diversos artistas que utilizan el cuerpo humano como objeto de la propia obra artística.
GÜNTHER VON HAGENS
(c) günther von hagens
Realiza sus esculturas con cuerpos humanos conservados gracias a un proceso de conservación biológico creado por él mismo y que recibe el nombre de plastinación, según el cual extrae los líquidos corporales con sustancias como la acetona para, posteriormente, sustituirlos por resina, silicona… Con esta técnica se asegura el perfecto mantenimiento del aspecto (color y textura)… pero ¿con qué finalidad? No se trata de meros estudios anatómicos ni biológicos ni científicos; la exposición pública de estos cuerpos genera controversia, no por la repulsión que en efecto ello puede provocar en el espectador, sino en cuanto a las implicaciones morales que de ello se derivan por la mostración pública de un cadáver con fines artísticos.
FRANKO B. (y sus bloody performances)
(c) franko b
Creador milanés de performances que toman forma de verdadero show de automutilación. En sus palabras: «Nunca hablo de mis performances antes de representarlas —explica el artista—. No pretendo sorprender, pero creo que es preferible ver el trabajo a leer sobre ello. Me interesa que la gente se pregunte lo que voy a hacer (…) No me veo como un Jesucristo barato, ni siquiera en el show. No pretendo salvar a este mundo cada vez más alienado. Sólo intento tocar a las personas. Tenemos cosas que dar y a las que contribuir. Yo, particularmente, procuro hacer algo bonito antes de finalizar el día».
ORLAN (o el arte de la cirugía estética)

(c) orlan

Artista protagonista, agente y paciente, de sus performances desde 1965. “Mi cuerpo es el espacio donde trabajo, es mi software” –y además– “A veces percibo vislumbres del horror que conlleva la normalidad. Todos estos inocentes que nos encontramos por la calle están agobiados por el terror de su propia vulgaridad. Harían lo que fuera con tal de ser únicos.” Graba sus operaciones de cirugía estética con las instrucciones que da a los fotógrafos y cámaras que se encuentran en el quirófano, que está además ambientado con música y los médicos ataviados con ropas exclusivas de diseñadores de renombre. Aúna, hasta el extremo, arte y vida, proponiendo la aplicación de la tecnología al cuerpo (femenino) a fin de romper las limitaciones que éste impone, para –según ella– conseguir hacer a las personas más felices.

jueves, 19 de abril de 2007

curso sobre laicismo, religión y creencia

La imagen es (c) Roland Topor
Durante los próximos días 23 al 26 de abril se celebrará en Córdoba un interesante curso sobre laicismo y creencia religiosa. Reproducimos para la ocasión la nota de prensa emitida por el Gabinete de Comunicación de la Universidad de Córdoba:
"Los retos de la complejidad: Laicismo, Religión, Ciencia Del 23 al 26 de abril en la Iglesia de la Magdalena tendrá lugar un curso titulado "Los retos de la complejidad: Laicismo, Religión y Ciencia" que organiza el centro asociado a la UNED de Córdoba en colaboración con la Universidad de Córdoba, la Consejería de Innovación, Ciencia y Empresa, la Diputación y Cajasur. La laicidad y la ciudadania intercultural, el pensamiento y la figura de Ortega como filósofo postcristiano, el diálogo entre culturas, las relaciones entre creencia, escepticismo y ateología, el pluralismo sociorreligioso en la sociedad andaluza, el laicismo y sus relaciones con el agnosticismo y el fundamentalismo, la libertad religiosa y la identidad cultural como retos constitucionales de la diversidad, la laicidad y el diálogo interreligioso o las relaciones entre razón filosófica, razón científica y religión son algunas de las materias que contempla el programa de las sesiones que se llevarán a cabo de 17 a 21 horas."
Añadimos que la dirección del mismo corre a cargo de Prof. Antonio García Santesmases (UNED) y Prof. Ramón Román Alcalá (U. Córdoba) y en el mismo participarán entre otros los Profs. José Antonio Pérez Tapias, José Lasaga o Manuel Fraijó.

miércoles, 11 de abril de 2007

del ágora electrónica al "computational turn"

Nueva entrada en la que introduciremos elementos variados sobre las cuestiones que en los terrenos de lo filosófico y lo ético suscita el llamado ciberespacio.

En primer lugar un enlace a la noticia sobre la posibilidad de un código ético que regule la 'blogosfera' de la que se hace eco Mª Victoria Rodríguez y que recogemos del diario EL PAÍS (aunque se encuentra disponible en numerosos medios):

http://www.elpais.com/articulo/internet/normas/regular/blogosfera/elpeputec/20070410elpepunet_3/Tes

En segundo lugar, enlazamos con un artículo aparecido en la revista LÍMITE (de Filosofía y Psicología), volumen 1, número 14, 2006, titulado
"La filosofía en el ciberespacio o el resugir del fénix filosófico digital: un recorrido por el ciberespacio filosófico" de Nicanor Ursua (U. País Vasco).
En éste artículo se hace un recorrido por las principales iniciativas que relativas a la Filosofía se han puesto en marcha en internet. También se ponen sobre la mesa algunos conceptos que se han desarrollado al amparo de estas nuevas experiencias, tales como "ágora electrónica", "giro computacional" o "virtudes virtuales".
(la imagen es (c) Babette Wagenvoort extraida de su página "Life acording a rectilinear personality", donde a diario nos ofrece una sugerente forma de ver la realidad en http://www.babettewagenvoort.com/rp.html)

sábado, 7 de abril de 2007

fenomenologia del cuerpo (apostilla)

Andaba releyendo estos días Rayuela de Cortázar y en esto que me topé con el capítulo 83. No he podido resistirme a incluir al menos el primer párrafo como breve nota al margen de la entrada anterior.
“La invención del alma por el hombre se insinúa cada vez que surge el sentimiento del cuerpo como parásito, como gusano adherido al yo. Basta sentirse vivir (y no solamente vivir como aceptación, como cosa-que-está-bien-que-ocurra) para que aun lo más próximo y querido del cuerpo, por ejemplo la mano derecha, sea de pronto un objeto que participa repugnantemente de la doble condición de no ser yo y de estarme adherido.” (Julio Cortázar, Rayuela)

lunes, 2 de abril de 2007

fenomenología del cuerpo

Tras la animación que ha provocado la anterior entrada, seguimos abriendo líneas de debate con la publicación de los textos remitidos por Begoña Escribano. Como siempre os invito al comentario y discusión de los mismos.
"I. El cuerpo como objeto y la fisiología mecanicista.
Es decir, la “cualidad sensible”, las determinaciones espaciales de lo percibido, e incluso la presencia y ausencia de una percepción, no son efectos de la situación efectiva al exterior del organismo, sino que representan la manera como éste va al encuentro de unas estimulaciones y cómo se remite a las mismas. Una excitación no se percibe cuando afecta a un órgano sensorial que no está en acorde con ella. La función del organismo en la percepción de los estímulos es, por así decir, “concebir” cierta forma de excitación. El “acontecimiento psico-físico” ya no es, pues, de un tipo de causalidad “mundana”; el cerebro se convierte en el lugar de una “puesta en forma”, puesta en forma que interviene ya antes de la etapa cortical, y que enmaraña, desde la entrada del sistema nervioso, las relaciones de estímulo y organismo. La excitación se capta y reorganiza por medio de funciones transversales que la hacen asemejarse a la percepción que se va a suscitar. Esta forma que se dibuja en el sistema nervioso, este despliegue de una estructura, no puedo representármelos como una serie de procesos en tercera persona, transmisión de movimiento o determinación de una variable por otra. No puedo captar de ella un conocimiento distante. Si adivino lo que ella puede ser, es a base de dejar allí el cuerpo objeto, partes extra partes, y de referirme al cuerpo cuya experiencia actual poseo, por ejemplo, al modo como mi mano rodea por todas partes al objeto que toca, anticipándose a los estímulos y dibujando la forma que percibiré. No puedo comprender la función del cuerpo viviente más que llevándola yo mismo a cabo y en la medida en que yo sea un cuerpo que se eleva hacia el mundo. [...]
El cuerpo es el vehículo del ser-del-mundo y poseer un cuerpo es para un viviente conectar con un medio definido, confundirse con ciertos proyectos y comprometerse continuamente con ellos. En la vivencia de este mundo completo, en el que aún figuran objetos manejables, en la fuerza del movimiento que va hacia él y en donde aún figuran el proyecto de escribir o de tocar el piano, el enfermo encuentra la certidumbre de su integridad. Pero en el momento en que le oculta su deficiencia, el mundo no puede dejar de revelársela: ya que, si es cierto que tengo consciencia de mi cuerpo a través el mundo, que éste es, en el centro del mundo, el término no advertido hacia el cual todos los objetos vuelven su rostro, es verdad por la misma razón que mi cuerpo es el quicio del mundo: sé que los objetos tienen varias caras porque podría repasarlas, podría darles la vuelta, y en este sentido tengo consciencia del mundo a través de mi cuerpo.
[...]
II. La experiencia del cuerpo y la psicología clásica
Yo observo los objetos exteriores con mi cuerpo, los manipulo, los examino, doy la vuelta a su alrededor; pero, a mi cuerpo, no lo observo: para poder hacerlo sería necesario disponer de un segundo cuerpo, a su vez tampoco observable. Cuando digo que mi cuerpo siempre es percibido por mí, no hay que entender, pues, estas palabras en un sentido puramente estadístico; y en la presentación del propio cuerpo debe darse algo que haga impensable su ausencia o siquiera su variación. ¿Qué es? Mi cabeza no se ofrece a la vista más por la punta de la nariz y por el contorno de mis órbitas. Puedo ver mis ojos con un espejo de tres caras, pero ya serán los ojos de alguien que observa, y apenas puedo sorprender mi mirada viva cuando un espejo me envía, por la calle, inopinadamente, mi imagen. Mi cuerpo, en el espejo, no deja de seguir mis intenciones como la sombra de éstas, y si la observación consiste en hacer variar el punto de vista manteniendo el objeto fijo, aquél rehúye la observación y se ofrece como un simulacro de mi cuerpo táctil ya que mima las iniciativas de éste en lugar de responderles con un desarrollo libre de perspectivas. Mi cuerpo visual es, sí, objeto en las partes alejadas de mi cabeza, pero a medida que nos acercamos a los ojos, se separa de los objetos, prepara en medio de ellos un semiespacio al que no tienen acceso, y cuando quiero colmar esta vacío recorriendo a la imagen del espejo, ésta me remite aún a un original del cuerpo que no está ahí, entre las cosas, sino de este lado de mí, más acá de toda visión. Lo mismo se diga, y pese a las apariencias, de mi cuerpo táctil, puesto que si puedo palpar con mi mano izquierda mi mano derecha mientras ésta toca un objeto, la mano derecha objeto no es la mano derecha que toca: la primera es un tejido de huesos, músculos y carne estrellado en un punto del espacio; la segunda atraviesa el espacio como un cohete para ir a revelar el objeto exterior en su lugar. En cuanto ve a todo el mundo, mi cuerpo no puede, pues, ser visto ni tocado. Lo que le impide ser jamás un objeto, estar nunca “completamente constituido”, es que mi cuerpo es aquello gracias a lo que existen objetos. En la medida que es lo que ve y lo que toca, no es ni tangible ni visible. El cuerpo no es, pues, un objeto exterior cualquiera, con la sola particularidad de que siempre estaría ahí. Si es permanente, es de una permanencia absoluta que sirve de fondo a la permanencia relativa de los objetos eclipsados, los verdaderos objetos."
(textos extraídos de Merleau-Ponty, Fenomenología de la percepción)