miércoles, 11 de abril de 2007

del ágora electrónica al "computational turn"

Nueva entrada en la que introduciremos elementos variados sobre las cuestiones que en los terrenos de lo filosófico y lo ético suscita el llamado ciberespacio.

En primer lugar un enlace a la noticia sobre la posibilidad de un código ético que regule la 'blogosfera' de la que se hace eco Mª Victoria Rodríguez y que recogemos del diario EL PAÍS (aunque se encuentra disponible en numerosos medios):

http://www.elpais.com/articulo/internet/normas/regular/blogosfera/elpeputec/20070410elpepunet_3/Tes

En segundo lugar, enlazamos con un artículo aparecido en la revista LÍMITE (de Filosofía y Psicología), volumen 1, número 14, 2006, titulado
"La filosofía en el ciberespacio o el resugir del fénix filosófico digital: un recorrido por el ciberespacio filosófico" de Nicanor Ursua (U. País Vasco).
En éste artículo se hace un recorrido por las principales iniciativas que relativas a la Filosofía se han puesto en marcha en internet. También se ponen sobre la mesa algunos conceptos que se han desarrollado al amparo de estas nuevas experiencias, tales como "ágora electrónica", "giro computacional" o "virtudes virtuales".
(la imagen es (c) Babette Wagenvoort extraida de su página "Life acording a rectilinear personality", donde a diario nos ofrece una sugerente forma de ver la realidad en http://www.babettewagenvoort.com/rp.html)

2 comentarios:

Rafa Infantes dijo...

Tal y como señala el artículo posteado, algunos se han atrevido a promulgar el imperativo categórico de la blogosfera (Barnette, 1998) más o menos de esta guisa: "Haz clic [por entra y comenta] en el blog de los demás como te gustaría que los demás hicieran clic en tu propio blog". A lo que yo añadiría una formuación más general: "Haz clic en los blogs de forma que al mismo tiempo quieras que ésta se torne en forma universal de hacer clic en los blogs.

El Juan Pérez dijo...

Está bien eso de crear un código ético, especialmente para saltárselo. Yo creo que hay que estar preparado mentalmente para el asalto de los bárbaros y no prestarles mucha atención, no darles la importancia que no se merecen. Son los riesgos de la libertad de expresión y también la forma de descubrir que no eres intocable.