viernes, 23 de mayo de 2008

Después de Mayo del 68: ¿y ahora qué?

Este es el título de una interesante reflexión aparecida en "Cuadernos del Sur" el pasado jueves, 15 de mayo a cargo del Prof. Ramón Román y que reproducimos como continuación de nuestra aportación a este debatido cuarenta aniversario de mayo del 68.
"Después de Mayo del 68: ¿y ahora qué?
Nos alertaron. Fueron optimistas hasta la exageración, inocentes hasta la extenuación, utópicos hasta el delirio, pero ni frívolos, ni cínicos ocasionales. Fueron adelantados posmodernos del desastre, fagocitados por una izquierda profesional y divina, que los engulló, los disolvió y maltrató. Hoy podemos decir que fueron los últimos resistentes a un sistema universal, el capitalismo, que se ha convertido hasta en la izquierda en la única fórmula política y social. La revolución de la llamada juventud opulenta contra todo tipo de autoridad produjo, contra pronóstico, un mejor control anónimo e inaprensible de las sociedades modernas por el poder. De ello, los jóvenes revolucionarios, idealistas y libertarios no tuvieron la culpa, y por eso, este artículo pretende ir más allá de una crítica fácil y feroz a ese inocente movimiento revolucionario. Efectivamente, debajo de los adoquines estaba la playa que buscaban, la tragedia es que la encontraron y desde hace cuarenta años, no hemos dejado de perder nuestra inteligencia y lucidez en sus arenas lascivas y alegres. El fin de los grandes proyectos en política desapareció bajo el peso del insolente éxito estudiantil. El cuestionamiento radical de la autoridad político-conservadora, se trasladó a todos los ámbitos inviolables, como la familia, la educación, la escuela o la universidad. Pero esta permisividad que tanto preocupó a los conservadores fue utilizada por el sistema para facilitar las condiciones objetivas de un nuevo capitalismo global patológico y productivo. La dimensión del desencanto, más en la izquierda que en la derecha, generó una impresión de incapacidad para resolver los problemas sociales (empezando por el paro y terminando con la inmigración) cada vez más evidentes. Si en el 68 se decía todo es política, ahora en el 2008, nada de lo que confiere significado a nuestras vidas parece depender directamente de la política. Si en el 68 los jóvenes gritaban “seamos realistas, pidamos lo imposible”, hoy los jóvenes, alienados por una cultura de lo festivo, por un hedonismo paternalista, impuesto por sus mayores, no saben ni lo que pueden pedir. Los mass media han convertido a los políticos en actores de una telenovela de la realidad, que no son tomados en serio, de ahí la poca importancia de que mientan o digan la verdad. La política se ha convertido en un juego, en el que los dueños de los equipos políticos no son jugadores, ni les interesa el deporte, sino la economía y el espectáculo. En cierta manera, hay una especie de conjura sin conjurados, en la que la estupidez, el delirio festivo y la risa como diversión intrascendente, se imponen en las capas más jóvenes de ese grupo por edad revolucionario. El grito político Imperial romano de “Pan y circo”, ha sido sustituido por el democrático pacifista, conciertos de “Rock y botellón”. En aquel tiempo, existía la verdad y la mentira, y se pensaba que la verdad aunque no era de derechas, ni de izquierdas, tenía cierta tendencia hacia la segunda. La desaceleración filosófica de la muy revolucionada inteligencia estudiantil desembocó en una afirmación política cínica y evidente: la imaginación al poder. La mayoría de los protagonistas, (exceptuando algún resistente como Alain Krivine hasta hace poco portavoz de la Liga revolucionaria comunista) han deslizado su pensamiento de forma contradictoria hacia posiciones llamadas de derecha, y algún destacado revolucionario como Glucksmann ha apoyado en las últimas elecciones a Sarkozy, para quien el Mayo del 68 francés fue el origen de todos los males que aquejan hoy en día a la sociedad y a la democracia. El hecho fue que el 22 de marzo de 1968, cerca de 150 intelectuales (qué tiempos aquellos en los que los estudiantes y los artistas eran intelectuales) ocuparon el edificio principal de la Universidad de Nanterre. Protestaban (hay que ver lo que hemos avanzado en 40 años) por la división entre chicos y chicas en los campus universitarios (querían ver un partido de fútbol y la única televisión estaba en una residencia femenina y no dejaban entrar a chicos, según dice Raquel Quílez) y por la detención de seis compañeros del Comité Nacional de Vietnam, en contra, naturalmente de la guerra. El Rector obligó por la fuerza a los estudiantes a salir de la Universidad, apoyándose en la policía, y ahí empezaron los problemas con los estudiantes encabezados por Daniel Cohn-Bendit (“Dani el rojo”), un anarquista sincero e imaginativo que encendió la mecha de la revolución, perturbadora y estudiantil. Los sesentones “revolucionarios” tienen responsabilidades de gobierno en la actualidad, y deberían aceptar que la permisividad revolucionaria y la ruptura de los controles puritanos sobre el hedonismo generalizado, ha destrozado la cultura saturándola de medios de entretenimiento. Mientras el sistema educativo continúa su asombrosa decadencia, el poder político ha decidido hacerse cargo del sistema público educativo estatal y caer en una espiral incomprensible y decadente. Parece como si no quisiesen que nuestros hijos fuesen educados, como si no quisiesen que nuestros hijos piensen demasiado. La consigna, sin apuntar a nadie, parece ser mantener la mente humana entretenida para que no interfiera en los asuntos importantes, shows televisivos, parques de diversiones, risas exterminadoras, humoristas de partido, clubs de la comedia, para no pensar demasiado. La crisis no es sólo del pensamiento político, ¿de qué sirve ser conservador cuando no existen ya revolucionarios? O ¿de qué sirve ser revolucionario cuando nadie se reconoce como conservador? Una izquierda devaluada conlleva una derecha rebajada. Aquí no está la cuestión, los políticos no tienen el control ya, tienen una apariencia de control mediático e irrelevante. La única verdad que conocemos es la que recibimos, no la que buscamos. Los hijos de la generación revolucionaria sólo conocen la verdad a través de la pantalla plana, sin poderla contrastar con esos padres sin tiempo, ni ganas de moralizar. La emboscada intuida por los frankfurtianos de la razón instrumental tecnológica, ha tenido éxito a través de los mass media (sobre todo a través de la televisión). La pantalla plana es el evangelio, la última revelación de una fuerza desatada en una sociedad sin Dios. En el negocio de matar el aburrimiento, de matar la seriedad, hemos asesinado la inteligencia, la crítica. La ilusión se ha convertido en la realidad, y nuestras propias vidas, las de verdad, las de cada uno que vivimos y no salen por televisión se han convertido en irreales. El poder que estaba excesivamente expuesto al cuestionamiento radical revolucionario, a partir del Mayo del 68 se ocultó tras la cortina. El verdadero prestidigitador ha dejado el escenario, el fraude es emitido por la política, los mass media y el sistema educativo: la categoría de espectáculo (Debord) se comió a la propia revolución. Este peligro ya lo intuyó mucho tiempo antes John F. Kennedy, el 27 de abril de 1961, en su último discurso frente a los representantes de la prensa, les pedía ayuda en la tremenda tarea de informar y alertar a la opinión pública frente al secreto, para lograr que los hombres fuesen como han nacido libres e independientes. Insistía, en que por eso la prensa había sido protegida por la primera enmienda, no para divertir, ni para entretener, no para acentuar lo trivial y lo sentimental, ni para dar al público lo que desea, sino para informar, despertar, indicar los peligros, para señalar nuestras crisis y nuestras opciones, para educar, conducir y moldear a la opinión pública. Menos de dos años después fue asesinado. La revolución sesentayochista pretendía como desafío social no someterse a los dictados de los políticos, aumentar la sensibilidad hacia la crítica y la deliberación dialógica. No lo consiguió. Hemos perdido la batalla. ¿Tendremos alguna otra posibilidad? "
Ramón Román Alcalá, en "Cuadernos del Sur" (Diario Córdoba, 15 de mayo de 2008)

lunes, 19 de mayo de 2008

mayo del 68 vs mayo del 2008

La Internacional Situacionista vaticinó la explosión revolucionaria del 68. Su influencia intelectual en los mensajes de la primavera sesentayochista fue realmente significativa. A continuación, dos textos que reflejan como el situacionismo veía la realidad social y política de aquellos tiempos. Dos textos para el debate, la comparación o, a la vista de los tiempos que corren, la simple curiosidad:
"Recogiendo unas migajas de prestigio de la Universidad, el estudiante todavía está contento de ser estudiante. Demasiado tarde. La enseñanza mecánica y especializada que recibe está tan profundamente degradada (en relación al antiguo nivel de la cultura burguesa) [1] como su propio nivel intelectual en el momento en que accede a ella, con la particularidad de que la realidad que domina todo esto, el sistema económico, reclama una fabricación masiva de estudiantes incultos e incapaces de pensar. El estudiante ignora que la Universidad se haya convertido en una organización -institucional- de la ignorancia, que la "alta cultura" se disuelva al ritmo de la producción en serie de los profesores, que todos los profesores sean cretinos, los cuales en su mayoría provocarían el escándalo de los alumnos de cualquier colegio; él continúa escuchando respetuosamente a sus maestros, con la voluntad consciente de perder todo espíritu crítico a fin de comulgar mejor de la ilusión mística de haberse convertido en un "estudiante", alguien que se ocupa seriamente de adquirir un saber serio, con la esperanza de que eso le confiará las verdades últimas. Es una menopausia del espíritu. Todo lo que sucede hoy en los anfiteatros de las escuelas y facultades será condenado en la futura sociedad revolucionaria como alboroto, socialmente nocivo. En la actualidad, el estudiante hace reír."
([nota 1.]: No nos referimos al de la Escuela Normal Superior o al de los sorbonistas, sino al de los enciclopedistas o al de Hegel.)
extraido de Sobre la miseria de la vida estudiantil considerada bajo sus aspectos económico, político, psicológico, sexual e intelectual. Internationale Situationniste. (Traducción de Carme López (Barcelona, Icaria, 1977) del texto publicado por UNEF, Strasbourg 1966.)
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"La sociedad que modela todo su entorno ha edificado su técnica especial para trabajar la base concreta de este conjunto de tareas: su territorio mismo. El urbanismo es esta toma de posesión del medio ambiente natural y humano por el capitalismo que, desarrollándose lógicamente como dominación absoluta, puede y debe ahora rehacer la totalidad del espacio como su propio decorado."
extraido de La sociedad del espectáculo. Guy Debord
Se puede encontrar un gran número de textos situacionistas en la siguiente dirección de internet http://www.sindominio.net/ash/