miércoles, 28 de marzo de 2007

mujer, pensamiento e irracionalidad

Para completar la entrada precedente, se publican los otros dos textos (de Zambrano y Ortega respectivamente) que nos envía Mª Victoria Rodríguez para el debate. Espero que os animen a participar, como sugerencia quizás sería interesante la comparación de ambas propuestas.

“En rigor, la expresión nace de la queja, y la queja supone una cierta rebeldía, una independencia y una afirmación de existencia de quien se queja , que así se defiende y así se afirma. Puede ser esta la razón de que el hombre haya alcanzado la más alta cima de expresión, mientras que la mujer, normalmente, apenas balbucea. La mujer no se queja, no se rebela, ni se revela; queda oculta detrás de los acontecimientos que la conmueven; detrás de ellos, sentada como en el fondo de su casa. El hombre, en cambio, se queja, y en quejarse está su poder de expresión, su capacidad maravillosa de dar forma a lo que por él pasa. El yogui(1) de la India ha aniquilado en sí mismo toda capacidad de violencia expresiva, y por eso, siendo el símbolo del poeta, raramente puede hacer poesía, pues la poesía, como todo lo humano, requiere su dosis de violencia”

ZAMBRANO, M., Pensamiento y poesía en la vida española, en Obras Reunidas. Primera entrega, Aguilar, Madrid, 1971, p. 294) ______________________________

(1) “Cuentan que los soldados de Alejandro el Grande, al llegar a la India, encontraron en los bosques, confundidos entre los árboles, a los yoghis, hombres consumidos por la contemplación, sumidos en éxtasis, a quienes la continuidad extática había convertido casi en un árbol más; sobre sus hombros habían anidado los pájaros. Tal era su resignación vegetal, su inhumana mansedumbre.”

“La distinción en la intimidad humana de estas tres zonas –`vitalidad´, alma, espíritu– nos proporciona un buen instrumento para aclararnos ciertas diferencias elementales en los caracteres y modos de ser. Cada uno de nosotros representa una ecuación diversa en la combinación de esos tres ingredientes. Por lo pronto, nos caracteriza la cantidad proporcional que poseemos de ellos. Hay gentes con `mucha alma´ y `poco espíritu´, o bien con abundante vitalidad y gran escasez de las otras dos zonas.

Pero más importante que la cantidad es el orden o colocación de esas que podemos llamar potencias psíquicas. Siempre que entro en relación con un nuevo prójimo, me pregunto `desde dónde´ vive, es decir, cuál de esas tres potencias sirve de base y raíz a su vida. También puede expresarse este fenómeno diciendo: nuestra existencia íntima, el movimiento vital de nuestro ser, sus actuaciones e inhibiciones de todo orden, gravita hacia uno u otro de esos tres orbes. Vivimos, o principalmente de nuestra emotividad, o principalmente de nuestro espíritu (intelecto y voluntad). Así, es evidente que el niño vive principalmente de su cuerpo, muy poco de su alma y casi nada de es espíritu. O buscando la fórmula inversa: que el niño no posee apenas espíritu, tiene un breve volumen de alma y una gran periferia de vitalidad. Si, entre los adultos, comparamos a la mujer con el hombre, fácil es convencerse de que en aquélla predomina el alma, tras de la cual va el cuerpo, pero muy raramente interviene el espíritu. El ser femenino florece sólo en regiones de cálida temperatura. Ahora bien: el espíritu s la región de las nieves perpetuas. En el mundo psíquico son los sentimientos los que arrastran calorías. No tiene sentido hablar de pensamientos ardientes. Un teorema geométrico es siempre cosa sin temperatura En cambio, con aguda percepción, todos los idiomas vulgares hablan de sentimientos fogosos. La falta de lógica que el hombre frecuentemente imputa a la mujer es consecuencia inevitable de esa arquitectura natural a la que psique femenina, que ha obligado siempre a Eva a vivir desde su alma, emboscada en su alma. La lógica sólo pose influjo eficaz sobre el espíritu, que es el logos. Al ser caprichosa la mujer, cumple su destino y se mantiene fiel a su estructura íntima. Hemos visto cómo es posible querer –en el sentido de la voluntad– dos cosas opuestas. En cambio, se pueden desear cosas antagónicas, sentir simpatía y antipatía hacia lo mismo. Así se explica que siendo la mujer, de ordinario, menos rica de contenido interno que el hombre, su actitud ante un mismo objeto puede parecer a éste de una complejidad desesperante. El espíritu propende al sí o al no rotundos, que mutuamente se excluyen. La mujer suele vivir en un perpetuo sí-no, en un balanceo y columpiamiento que da ese maravilloso sabor irracional, ese sugestivo problematismo a la conducta femenina.” (ORTEGA Y GASSET, J., "Vitalidad, alma, espíritu” en Obras Completas, vol.2, Alianza, Madrid, 1983, pp. 473-474)

11 comentarios:

Anónimo dijo...

"Mujer, pensamiento e irracionalidad". ¿Irracionalidad? ¿en qué sentido? Es un término perverso usado con demasiada ligereza y empleado en ocasiones con intención descalificadora o de negación de sentido, autoridad y rigor. Es interesante y necesario atender a dicha noción, pues la irracionalidad no por el hecho de ser tal es menos razonable que la propia razón. Quizá la irracionalidad (en cuanto instancia distinta de la razón) sigue también sus propias reglas y procesos sin que de ello resulte una argumentación o acción caótica o inválida. Es preciso, pues, recuperar esas razones del corazón que la razón no entiende y superar el reductivismo humano de la persona como simple homo cogitans. (M.V.Rguez)

Rafa Infantes dijo...

Touché, irracionalidad es un término realmente comprometido y como tantos otros términos usados en Filosofía requiere de la adecuada combinación de oportunidad y precisión. No estaba en mi intención la de cargar de sentido el término sino utilizarlo como reclamo para avivar vuestra participación. En cualquier caso, lo que pretendo en no dar a las entradas un título neutro tipo "Texto de Zambrano", ruego me hagáis sugerencias para adoptar un título más adecuado.
También prometo en breve hacer mi propia reflexión sobre la cuestión tratada.

Anónimo dijo...

En modo alguno se trata de una recriminación. Es más, es necesario emplear términos provocativos para alimentar la discusión. En cualquier caso, es un concepto problemático y malintencionadamente cargado de significaciones peyorativas en el que podemos seguir pensando. (M.V.)

Rafa Infantes dijo...

Me adhiero a la propuesta, ¿qué tal si abrimos una entrada sobre la cuestión de la irracionalidad en la Filosofía? Enviadme textos para centrar aún más el tema.

ramon roman dijo...

La historia de la filosofía no ha sido más que la defunción, la desaparición de lo irracional, del desorden, del caos. Desde el principio las palabras de Anaxágoras "Al principio era el caos, luego vino la inteligencia y lo ordenó todo" han sido el pórtico de la filosofía. Sin embargo, el azar, el caos, la irracinalidad se han resistido al intento de su anulación. ¿por qué?
Parece que el ser humano asistiendose de una inteligencia determinada tiene una tradicional tendencia a uniformarlo todo, clasificarlo, buscar el patrón, adecuar las cosas a una norma, construir la realidad. A esto le podemos llamar un pensamiento convencional. pero la naturaleza, se resite y así hay pensadores Pirrón de Elis, Gorgias, Lucrecio, Montaigne, Nietzsche, etc que se empeñan en una filosofía trágica, rara, no convencional, que tienden a una "lógica de lo peor" en la que la irracionalidad como elemento diferenciador caracteriza la filosofía. pero ¿y las consecuencias de este tipo de filosofía? ¿Puede el superhombre o supermujer crear, construir, sin atender a la razón, a lo normativo, un mundo "anormal", "irracional", ajeno a lo establecido?

Si puede hacerlo lo puede hacer en la esfera pública, en la privada, en la íntima?
Demasiadas preguntas?
Continuará...

R.R.

Anónimo dijo...

El final del texto de ortega es hoy actual. No parece la visión un tanto machista de una concepción femenina muy tópica, en verdad, las mujeres no saben decir sí o no rotundamente, hay que interpretar que su sí es no y que su no es sí. No soy mujer, pero me gustaría saber su opinión al respecto.

Anónimo dijo...

¿Por qué lo irracional es sinónimo de desorden? Podemos advertir que existen esferas de la realidad que no son susceptibles de tratamiento racional. Retomando a Heidegger, nuestra primera disposición respecto a la existencia es afectiva, somos-con-las-cosas, el mundo nos suscita comodidad, incomodidad, simpatía, tedio... todas ellas impresiones inicialmente irracionales (no racionales) desde las cuales, a posteriori, elaboramos algún tipo de construcción lógica. Estamos rodeados de irracionalidad, desde esa primera forma de estar en la realidad hasta la propia imprevisibilidad de los actos humanos, el azar, la imaginación...; parece que salvando el orden de la naturaleza (la physis) pocas cosas son inicialmente racionales.
Respecto a la otra cuestión, me parece cuanto menos curioso que bien entrados en el siglo XXI sigamos pendulando en torno al binomio hombre-razón/mujer-corazón, como si la cabeza fuese patrimonio masculino y el sentir femenino. Una adscripción muy tópica elegantemente denominada por Ortega “maravilloso sabor irracional, sugestivo problematismo de la conducta femenina”. Se trata de una cuestión tan tópica que las únicas nociones que tenemos al respecto son aquellas que proceden de nuestra experiencia personal y única, desde la que difícilmente –creo– puede habilitarse un espacio para la intersubjetividad. Desde mi condición de mujer no considero esencialmente racional la conducta masculina ni irracional la femenina, si bien algunas teorías simplistas –en mi opinión– derivadas de argumentos biológicos corroboren la cuestión de que tal proceder de uno y otro son la resultante de cuestiones como el dimorfismo y la lateralidad cerebral, así como la especialización del cerebro (masculino y femenino) en determinados procesos y conductas. En cualquier caso no me preocupa en exceso la cuestión de hasta qué punto la racionalidad caracteriza el pensamiento y la acción masculinas y la irracionalidad las femeninas, sino de qué forma es posible recuperar la irracionalidad como componente de la vida y el pensar humanos, y por ende, de un pensamiento filosófico.
(M.V. Rguez)

ramon roman dijo...

Me parece que para el próximo día tendríamos que definir racional e irracional, conductas racionales y conductas irracionales, lo racional es cerebral, frío y ligado al pensamiento y lo irracional es sensitivo, sensual y ligado a...
No me queda claro, acaso lo sensual no es también racional? acaso no es mi cerebro el que construye las sensaciones? sólo quizá en un mundo de instintos razón y sensación podrían estar plenamente separados.

Rafa Infantes dijo...

(esto es una simple nota: evitad en la medida de lo posible los comentarios anónimos, basta con señalar en Otros y poner vuestro nombre).

Anónimo dijo...

Realmente me gustaría que ahondáramos en la cuestión de la irracionalidad, pero mi enfoque prentendería alejarse por completo de tonos psicologistas que a veces nos abocan a posturas en mi opinión simplificadoras tales como la de reducir tal (racional) o cual (irracional) conducta a una mera cuestión de género.
Me permito llamar la atención respecto a la irracionalidad como tema que, de forma transversal y casi a despecho, se ha ido manifestando a lo largo de la historia de la Filosofía hasta eclosionar a finales del siglo XIX con la crisis de una razón autosuficiente y segura de sí misma. Una metafísica de lo irracional nos inducirá sin duda a no desdeñar, como ha señalado MªVictoria, elementos tales como el azar y su influencia como una fuerza misma que opera en la realidad (aunque no sé si tanto en el hombre, ¿la imaginación o la creatividad a la que aludes no están también mediatizadas por esa misma racionalidad?)
Pues bien, respecto a la realidad, vendrá más tarde la racionalidad humana a construir una explicación plausible y manejable de la misma (Ciencia) pero paulatinamente con desdén hacia su dimesión práctica más necesaria (Moral).

Anónimo dijo...

Ende luego... siempre con lo mismo...
Siempre con la cuestioncillas penúltimas...

No sé yo a cuento de qué diferenciar siempre por parejas (no leen uds. al santo de Hipona?)

Jueguen al tenis amigos.

Allí, un espacio razonado organiza los sentimientos y, mal que bien, el ganar, o el machacar, o el perder... se rigen, pese a ello, libres, cual palomita kantiana infeliz.

Imaginen ahora una mujer dejándose perder en un partidito para no ridiculizar a su maridito... o, a lo Zambrano, de espectadora simplemente. ¿Dónde lo ir-racional aquí?

Me da a mí que desvincular de una acción a semejantes personajes (razón-sinrazón)es tener sólo ganitas de agenciarse parcelitas de seguridad, racional eso sí, dónde no las hay, y mucho hablar para hablar.

Bien dice Ramón que en LA HISTORIA DE LA FILOSOFÍA la razón excluye (según períodos, de distinta forma)a lo que no es ella. Es sólo la historia de la razón, mas la misma historia es razón, mas la razón es histórica...y de aquí a Heisemberg...
Entonces si la pregunta que os atormeta o más bien con la que estáis flipando está viciada desde su formulación por qué continuáis echando a pelear constructos que tal y cómo los vendéis son irreconciliables? (sobre verdad y mentira...) Y lo que es peor, porque si es un juego estético más de uno se libraría, por qué identificáis todo vuestro lo-que-seáis con ellos.
¡¡¡¡SERÉIS IRRACIONALES¡¡¡¡

Un consejito: Intentad que el fornicio sea una práctica tal que os impida la quimera mental.

Por último, recomiendo la lectura deL cacho éste de Ortega a la luz de los conceptos: nervios/sinceridad veracidad/sistema
(Volumen 1 de la nueva edición completa, no recuerdo el capitulillo en cuestión).
P.D.: HAY MÁS POESÍA EN UN TRATADO DE FÍSICA QUE EN LOS DOS TEXTOS ESCOGIDOS.
saludos ramón.